Calderón es el primer culpable de más muertes obreras
Justicia para los trabajadores de Pemex y sus familiasSandra Romero
El martes 18 de septiembre hubo una explosión en una de las principales plantas de producción de gas de Pemex, el Centro Receptor de Gas y Condensados de Pemex Exploración y Producción (PEP) ubicado en el kilómetro 19 de la carretera Reynosa-Monterrey, donde se produce y distribuye gas y petróleo básico a prácticamente todo el país. Cínicamente, Felipe Calderón pidió investigar las causas del accidente, asegurando primero la no interrupción de la planta, pero es el primer responsable de la impunidad laboral que ha causado cientos de muertes obreras en el país durante el sexenio por negligencias patronales, explosiones y falta de seguridad e higiene en minas, mufas e instalaciones eléctricas, gasoductos, guarderías, etc.
El priista Carlos Morales Gil y director del PEP declaró que la acumulación de gas fue la causa de la que es la tercera explosión en Pemex del 2012, mientras Juan José Suárez Coppel, el privatizador director general de Petróleos Mexicanos, [1] confirmó la desaparición de al menos siete trabajadores. Son muertes que pudieron evitarse (como las de Pasta de Conchos, Coahuila en 2006). Suárez Coppel presume que Pemex funciona bajo las mejores normas operativas de seguridad y desarrollo sustentable, pero la realidad muestra lo contrario. La explosión provocó un incendio que no logró controlarse hasta dos horas más tarde; cientos de trabajadores salieron huyeron brincando bardas y corriendo por la carretera, la población de dos ejidos cercanos desalojó sus viviendas. Esta tragedia ha causado la muerte de 30 (25 de ellos bajo contratos externos a Pemex), más 42 heridos por quemaduras de tercer grado que permanecen hospitalizados. ¡Basta de muertes obreras! También la burocracia sindical priísta, dispuesta a avalar la privatización de PEMEX, es culpable de esta tragedia; el cínico y corrupto secretario general del sindicato, Romero Deschamps llamó a “no maximizar” el accidente; este y senador priísta traidor a los trabajadores pisotea así sobre las muertes obreras y el dolor de los familiares.
Todos ellos quieren “flexibilizar” los costos de Pemex para que la iniciativa privada pueda invertir, es decir, profundizar la inseguridad de los trabajadores en beneficio del capital.
Pemex es la empresa más exitosa y con mayores ganancias de México, también la que paga más impuestos del mundo por la producción energética, cada año los ingresos de la paraestatal bajan; no es rentable ha dicho Calderón y sus administraciones priístas, pero la mayoría de sus recursos se usan en gastos de administración y burocracia, al mismo tiempo que son enviados al pago de la deuda externa.
Desde 1995 se reformó la ley energética para permitir que Pemex, como otras empresas estatales funcionaran a través de licitaciones privadas y generar una inversión responsable de la infraestructura a largo plazo (son las PIDIREGAS, proyectos de inversión con impacto diferido en el registro de gasto). Hoy, la mayoría de las inversiones en Pemex se realizan a través de PIDIREGAS, aunque existe un control presupuestario directo por parte del estado, la construcción de activos privados permite a particulares generar ganancias multimillonarias a mediano plazo.
Además, según la ley actual estas licitaciones cuentan con la garantía del Gobierno Federal de que, si los proyectos no son autofinanciables pueden ser liquidados con recursos públicos aún sin la aprobación del Congreso. Estas formas de operación no sólo no resuelven las necesidades de inversión de Pemex, sino que agravan su crisis al tiempo que son un gran salto en su privatización.
Esto también ha ocasionado que la mayoría de los trabajadores de Pemex ya no pertenezcan a la paraestatal, sino a empresas contratistas como Lansa, Merco, Química Apollo y Galcor, entre otras.
Al mismo tiempo, Suárez Coppel viene presionando para que a los trabajadores contratados directos se les modifique su régimen de jubilaciones y pensiones y así liberarse de toda responsabilidad laboral. La oferta de Peña Nieto al imperialismo y el capital nacional de privatizar PEMEX, ahondaría la pérdida de derechos de los trabajadores petroleros y dejaría este recurso natural (estratégico) no renovable en manos de las transnacionales petroleras. ¡Alto a la total entrega de la soberanía energética al imperialismo!
Ahora existe una situación de incertidumbre para las familias de las víctimas, las empresas contratistas han comenzado a lavarse las manos por su responsabilidad en la búsqueda e identificación de las víctimas, donde se encuentran jóvenes de 18 años, hermanos, padres e hijos entre los fallecidos y heridos o desaparecidos. ¡Qué PEMEX indemnice también a los familiares de los 25 trabajadores sub-contratados!
Ante esta tragedia demandamos:
· Justicia para los trabajadores víctimas del accidente en Reynosa y castigo para los funcionarios responsables de negligencia laboral. · Por el cierre de la planta hasta garantizar su seguridad y por comisiones de trabajadores que supervisen la misma. · Abajo las compañías contratistas, bandas de criminales de cuello blanco que imponen la precarización laboral · La industria petrolera debe permanecer en manos del estado y los trabajadores de Pemex y todo el país debemos evitar su privatización repudiando toda reforma energética que atente contra la soberanía energética, como las que permitieron que avance la privatización encubierta. · Pemex debe asumir su responsabilidad por todos los heridos, fallecidos y desaparecidos · Esta tragedia debe abrir la discusión entre los trabajadores y todo el pueblo sobre la necesidad de la renacionalización de las áreas de Pemex que hoy se encuentran en manos privadas y la recontratación de todos los trabajadores que hoy están bajo convenios de terceras empresas. · La lucha debe ser por la autonomía financiera de Pemex y por la apertura de los inventarios de la paraestatal, que destapen la responsabilidad de los funcionarios de la paraestatal y su complicidad con los burócratas sindicales, o de las empresas privadas en los millonarios desvíos y robos de los fondos de la paraestatal. · Que los trabajadores organicen y ejerzan la seguridad dentro de la misma, invirtiendo los recursos necesarios para proteger la vida, la salud y el medio ambiente. · Frente al ataque que pretende redoblar el nuevo gobierno priista, somos los trabajadores quienes debemos discutir un programa de emergencia para Pemex basado en su renacionalización, planteando que la producción, explotación y distribución energética se realice bajo control de los trabajadores, fijando precios accesibles de combustible a la población trabajadora. Al mismo tiempo que garantizan la soberanía energética.
[1] Durante su administración se han pagado 13 mil 950 millones de pesos anuales en recursos desviados, disfrazados como compras de equipos, mercancías y servicios más caros que lo que cuestan.
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