Por Erika
Más de 50 000 muertos (miles de ellos jóvenes), desapariciones forzadas, secuestros y violaciones a los derechos humanos ha sido hasta ahora el resultado de la guerra contra el narcotráfico. En Cd. Juárez, aumentaron en un 500% los asesinatos de mujeres desde que el ejército está en las calles. Es claro que la estrategia de militarizar el país no ha servido para combatir al crimen organizado, sino que ha creado un clima de violencia e inseguridad en el país. Por si no fuera suficiente, se aprobó en lo general la reforma a la Ley de Seguridad Nacional que permite utilizar al ejército a reprimir movimientos sociales, criminalizando aún más la protesta social.
Es por esto que es necesario levantar un gran Movimiento contra la Militarización que mediante la movilización en las calles, exija el regreso inmediato del ejército a sus cuarteles, que se organice de manera independiente y permita la participación democrática de todos los sectores en lucha, donde es fundamental que las organizaciones obreras hagan suya esta pelea y se unifiquen las demandas laborales con la lucha en defensa de los derechos democráticos de la población oprimida y explotada.
Como un primer paso, desde la Coordinadora Metropolitana Contra la Militarización (COMECOM) y junto a organizaciones de otros estados de la República, venimos convocando al Encuentro Nacional por la Desmilitarización Inmediata a realizarse los días 11, 12 y 13 de noviembre en la Ciudad de México.
Allí, desde ContraCorriente propondremos que se resuelva un plan de lucha nacional y un programa que retome lo más avanzado del Pacto de Ciudad Juárez acordado el día 10 de junio en la Caravana al Norte y luego desconocido por Javier Sicilia, esto es la desmilitarización inmediata del país y la cancelación de toda cooperación en materia de seguridad con EU, como el Plan Mérida. Que además integre la lucha por la legalización de las drogas, poniendo fin a los negocios de la banca cómplice de lavado de dinero para acabar con el poder económico de los cárteles de la droga; que retome la necesidad de organismos de autodefensa que permitan a trabajadores, campesinos, indígenas y el pueblo pobre defender su vida del ejército, los paramilitares y los narcotraficantes.
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