miércoles, 26 de octubre de 2011

Sobre las próximas elecciones universitarias

Por Javier Derecho

Ante el actual proceso de Elecciones Universitarias

La antidemocracia en la UNAM y la reelección de Narro.

El actual proceso de elección de consejeros y designación de Rector en la UNAM está marcado por las pretensiones de José Narro de reelegirse para el periodo 2011-2015, aspiración que ha sido respaldada por sectores importantes de académicos, investigadores y directores, así como por el Jefe de Gobierno del Distrito Federal Marcelo Ebrard, e incluso por el Secretario General del STUNAM Agustín Rodríguez, que ha manifestado ver con buenos ojos la reelección del actual rector. Este respaldo está acompañado además por una imagen mediática de defensor de la educación pública y gratuita y el principal impulsor de la petición al Congreso de la Unión de aumento al presupuesto a la Educación Superior. Pero esta máscara de defensor de la Educación se cae a pedazos cuando se mira el número de jóvenes rechazados de la UNAM mediante exámenes filtro avalados por esta universidad, que tan sólo este semestre arrojo a más de 180 mil rechazados, mientras siguen proliferando los cobros ilegales; los convenios de los Institutos de Investigación con empresas privadas para entregarles resultados de investigaciones realizadas por investigadores universitarios, la modificación de planes de estudio de acuerdo a los intereses de empresas privadas, la proliferación de cobros por la impartición de talleres, cursos y diplomados de titulación, cuyo costo está fuera del alcance de la mayoría estudiantil. Parte de este procesos es el gran número de concesiones a particulares para prestar servicios de fotocopiado, impresión y venta de alimentos a altos costos.

A la par, Narro ha aparecido en escena en debates importantes a nivel nacional aprovechando el peso y renombre de la UNAM, lo mismo que sus investigaciones. El mejor ejemplo de esta política es la exposición de la propuesta de la universidad en materia de seguridad presentada ante la Conferencia Nacional de Gobernadores, donde Narro apareció con el discurso sobre “el compromiso y la responsabilidad” social de la UNAM frente a los “grandes problemas nacionales”. Mientras que Narro, de fuertes nexos con el priismo, aparenta preocupación por la “guerra” contra el narco, la militarización y sus fatales consecuencias, lo que esta de fondo es su colaboración en lo esencial con el gobierno panista de Calderón y los sectores del régimen que avalan la guerra contra el narco, el ejemplo fehaciente de esta política es su visto bueno a la posible participación de la policía en tareas de “seguridad” en la Universidad, el avance de estas medidas son la firma de convenios de asesoría y manuales de protección y seguridad con la SSPDF a través de la ANUIES y con el gobierno de Eruviel Ávila para la “protección” de las instalaciones de la UNAM en el Edo. de México. Sin embargo al mismo tiempo, omite denunciar las desapariciones de estudiantes de esta universidad como Adriana Morlett de la Facultad de Arquitectura[i] y Jesús Israel Moreno Pérez[ii] de la Facultad de Filosofía y Letras y se niega a exigir su presentación con vida y a ayudar en las investigaciones para su búsqueda. A la vez el clima represivo al interior de la Universidad se acentúa con la aprobación de medidas como cámaras de video, la imposición de más casetas y personal de vigilancia no sindicalizado y de manera paralela a la rearticulación de grupos porriles que históricamente han sido protegidos y fomentados por las autoridades universitarias.

Hacia el interior de la Universidad, el gobierno universitario pretende cubrirse de legitimidad con base en la supuesta ampliación de los márgenes de representación estudiantil y académica al seno del Consejo Universitario (CU), con un incremento de 55 miembros, pasando a estar constituido por 283 integrantes. Pero al mismo tiempo que se incrementa el número de alumnos y profesores se implementa y afianza el anti democrático Voto Electrónico, se aumenta el número de representantes de dependencias (incondicionales de la rectoría) y se incrementa el número de requisitos para poder ser candidato a consejero, vetando el derecho elemental de participar a la gran mayoría de la comunidad universitaria (por ejemplo en la Facultad de Derecho, “Casa de la Libertad” solo 24% de los estudiantes puede ser candidato) y en contraparte no se cuestiona el derecho de veto del Rector, ni el hecho de que los representantes estudiantiles tienen medio voto frente a voto completo de directores de Facultades, Dependencias y Centros de Investigación. Esta ampliación tampoco modifica la casi exclusión de los trabajadores en la toma de decisiones. En esta reforma del estatuto general, los trabajadores siguen contando con prácticamente nula participación en el CU y el gobierno de la Universidad, pues a pesar de la figura de “invitado permanente” para incluir a 5 trabajadores con voz y voto en comisiones del CU, estos no tendrán voto en el pleno y no serán elegidos por la base trabajadora, sino por la dirección sindical entreguista que hoy respalda la reelección de Narro pese a los distintos ataques que ha sufrido la base trabajadora a sus condiciones y materia de trabajo por parte de este y la rectoría, como sucede con los trabajadores de la biblioteca central, trabajadores administrativos (ventanillas) de la Facultad de Ciencias, Prepa 1, etc. En el caso de los profesores, la poca identificación y representación verdaderamente democrática en el CU tiene sus efectos en como se ha venido imponiendo la reforma al EPA sin la posibilidad de que los trabajadores académicos puedan dar una respuesta organizada y con fuerza.

En este sentido la Reforma al Estatuto General de la UNAM no cambia para nada el carácter antidemocrático del CU, ni del gobierno de la Universidad, pues de acuerdo a los propios candidatos a Consejeros estudiantiles, “en el CU no pueden plantearse reformas estructurales”, como declararon al diario La Jornada. En este periodo electivo, algunos colectivos, organizaciones y agrupaciones que se reivindican o están relacionadas con la lucha estudiantil independiente y se reclaman de izquierda, han decidido participar con planillas electorales en facultades como Ciencias, Filosofía, Ciencias Políticas y Derecho entre otras escuelas. Sin embargo y sorpresivamente el cuestionamiento y la lucha contra la verticalidad y la antidemocracia del gobierno en la UNAM no esta en el primer plano de sus campañas, con lo cual reflejan una adaptación a las condiciones que impone la rectoría y el estado de animo universitario; abandonando a costa de ello un programa verdaderamente combativo y de izquierda por propuestas simplistas y superficiales. Desde ContraCorriente creemos que la participación en elecciones a consejerías no es incorrecta en sí misma, como una táctica y un espacio que puede ponerse al servicio de la organización estudiantil independiente, pero esto a condición de que dicho espacio y posición ganada sea utilizada para abrir el diálogo y la discusión con la base estudiantil acerca de la antidemocracia y ayudar desde ahí a avanzar en la construcción del movimiento estudiantil que hace falta para transformar profundamente la universidad y frenar los planes privatizadores y elitistas.

Luchemos contra la antidemocracia universitaria y por defender la universidad pública y gratuita.

Ante los ataques a la gratuidad de la educación universitaria y en el contexto del cuarto año de crisis capitalista, con epicentro en EE.UU y que por lo tanto golpeará gravemente a México degradando aún más las condiciones de vida de los trabajadores y el pueblo pobre; desde ContraCorriente consideramos indispensable llevar adelante la defensa de la gratuidad de la educación universitaria y luchar por que ésta se ponga al servicio de los trabajadores y las necesidades del pueblo pobre. Esto implica luchar porque se garantice el acceso irrestricto a los hijos de los trabajadores y el pueblo pobre a la educación universitaria.
Y por que se ponga al servicio de la mayoría de la sociedad, la investigación así como la producción cultural y académica que se crea dentro de ella. Así, es necesario como primeras tareas, pelear por el retiro de las concesiones de comedores, fotocopias e impresiones a particulares y en su lugar luchar por conquistar comedores subsidiados, fotocopias, impresiones y material didáctico gratuito, así como por que cesen los convenios de Institutos de Investigación con empresas privadas y los cobros ilegales por cursos, servicios, talleres y diplomados de titulación impartidos por académicos universitarios y dentro de las instalaciones de la UNAM. Pero hay que ser conscientes de que para lograr una universidad de estas características, la lucha debe ser también por el incremento del presupuesto destinado a la misma, con base en el no pago de la deuda externa y el incremento de impuestos a las grandes fortunas. El triunfo de esta perspectiva se fortalece y se hace posible si el movimiento estudiantil une sus fuerzas a las de los trabajadores universitarios y la clase trabajadora de conjunto.

Además para garantizar lo anterior hay que pelear por la democratización radical del gobierno de la universidad buscando que las decisiones atiendan a las necesidades de los estudiantes, trabajadores y académicos y que los puestos de representación dejen de ser aprovechados como trampolín personal. El actual CU y las formas de representación y gobierno en la UNAM no son democráticas, son verticales e impositivas, por ello hay que transformarlas radical y estructuralmente. Esta universidad podría funcionar sin autoridades impuestas, desde ContraCorriente creemos que el gobierno universitario debe estar constituido en forma tripartita, en proporción al número de integrantes de cada sector (estudiantes, trabajadores y académicos) que conforma la comunidad universitaria. La historia y tradición del movimiento estudiantil indican que esta posibilidad tiene que venir de asambleas que nombren delegados rotativos y revocables, elegidos y sometidos al mandato de la base. Para luchar por este objetivo, en ContraCorriente creemos que la organización democrática y permanente de los estudiantes a través de organismos como los CGRs, Centros de Estudiantes, Federaciones, etc. es una enorme necesidad y herramienta de la cual adolece el estudiantado en la UNAM. Para lograr conquistar esa organización estudiantil por escuela o facultad, implicaría una y otra vez luchar por la autoorganización, independiente de las autoridades universitarias y de los partidos políticos del Congreso y lograr arrancar esa conquista democrática a la falsa representación actual en la UNAM.

A la par de esto hoy ante el clima represivo, de violaciones a Derechos Humanos y de recorte a libertades democráticas que impera en el país y que permea también al interior de la Universidad es necesario que los estudiantes rechacemos los Convenios de Asesoría y los manuales de protección y seguridad universitaria que se aprueban con los cuerpos represivos responsables de las más de 60 mil muertes, las 25 mil desapariciones forzadas, los feminicidios y juvenicidios. El pretexto de garantizar la seguridad, implicara profundizar las medidas antidemocráticas y represivas contra la comunidad universitaria y la organización estudiantil independiente. Pero la batalla contra estas medidas, que también obedecen a contener y desarticular el movimiento estudiantil, hay que ligarlas a la pelea contra la militarización del país, el recorte a libertades democráticas y violaciones a derechos humanos producto de la antidemocracia del régimen, (situaciones que se acercan al centro del país y el D.F. y responsables en última instancia de estas medidas dentro de la UNAM); la lucha por la transformación de la universidad y la defensa de la educación pública debe estar acompañada por la lucha contra la militarización, que pretende ser garante de los ataques a las conquistas de los trabajadores, entre ellos la gratuidad de la educación. Debemos Poner en pie un movimiento estudiantil combativo que colabore a la conformación de un gran movimiento nacional contra la militarización que exija la salida de los militares de las calles.

[i] Servín, Mirna, “Nada se sabe de Adriana Morlett, desaparecida hace casi cinco meses”, La Jornada, 1 de Febrero de 2011, p. 37.

[ii] Camacho Fernando y Emir Olivares, “Exigen presentar vivo a estudiante de Geografía”, La jornada, 20 de Octubre de 2011, p. 10.

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