Por Eduardo Castel
El pasado 15 de octubre, como parte de una convocatoria a nivel mundial, se llevaron a cabo acciones de protesta en algunas de las más importantes ciudades del mundo.
Las demandas, al igual que la composición social de las manifestaciones, eran heterogéneas pero apuntaban a un hartazgo del sistema económico, la carestía de la vida y los abusos de los banqueros.
Este fenómeno, que inició el pasado 15 de mayo en el Estado Español con la ocupación de diversas plazas públicas de ese país europeo, y se extendió a otros países con una acampada afuera de Wall Street en EEUU por ejemplo, expresa un rechazo a las políticas que los gobiernos capitalistas vienen aplicando en todo el mundo con el objetivo de descargar los efectos de la
crisis económica mundial en las espaldas de las clases oprimidas a través de recortes, planes de ajuste, despidos, etc.
Por su impacto a nivel global consideramos necesario reflexionar sobre sus alcances y limitaciones.
En primer lugar, consideramos un obstáculo importante para el movimiento el hecho de que el rechazo legítimo a los partidos políticos tradicionales y a las direcciones burocráticas que controlan los sindicatos hace que se rechace a los grupos organizados en gral., y con ello a las tendencias políticas, y a los sindicatos. El método asambleario que busca tomar decisiones por consenso llega a ser antidemocrático cuando no se realiza una votación y la voz de las minorías es invisibilizada. Con esta misma lógica en el Edo. Español, por ejemplo, se intentaron alcanzar “consensos mínimos” que no buscaban más que reformas cosméticas al régimen.
Nosotros consideramos que es necesario recuperar los métodos de la democracia obrera, que el movimiento debe extenderse a través de comités por escuela y centro de trabajo donde se discutan abierta y democráticamente las acciones de lucha.
Es indispensable buscar, asimismo, una alianza con la clase obrera que a través de sus métodos como la huelga y el paro, puede poner en jaque a los gobiernos del mundo y llevar a la lucha al triunfo.
Consideramos que, así como en el caso del movimiento español, una Democracia Real no puede alcanzarse si no se levanta la demanda de abolir la monarquía y denunciar al imperialismo español, en nuestro país esta no será posible si el llamado movimiento 15 O no se plantea luchar consecuentemente contra la militarización y la Reforma a la Ley de Seguridad Nacional y contra los planes del gobierno de Calderón como la Reforma Laboral que atenta contra las conquistas laborales de los trabajadores mexicanos, en alianza con las organizaciones sociales y obreras como el SME y la CNTE.
Debemos retomar el ejemplo de los estudiantes y trabajadores chilenos que se mantienen en pie de lucha, exigiendo educación pública y gratuita, a pesar de los intentos de negociar el movimiento a su espalda por parte de la dirección estalinista de la CONFECH, tomando verdaderamente las calles y enfrentando la represión.
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