lunes, 31 de enero de 2011

DECLARACIÓN DE LA AGRUPACIÓN ESTUDIANTIL CONTRACORRIENTE FRENTE A LA MILITARIZACIÓN Y LA CRIMINALIZACIÓN DE LA JUVENTUD

Contra la criminal política del gobierno, hay que forjar una gran juventud revolucionaria que sea una alternativa de organización y lucha.

En la guerra contra el narcotráfico se han desplegado cerca de 100 mil efectivos militares además de una inmensa maquinaria policiaca y de inteligencia. La militarización de nuestro país avanza: los militares son ocupados en labores policiacas de patrullaje en las grandes ciudades. Esto es ya una realidad en lugares como Ciudad Juárez, Michoacán, etc. y ahora se ha extendido el fenómeno a Ciudad Netzahualcóyotl, Edo. De México tras el asesinato de 9 personas en aquel lugar y en los últimos días a colonias del D.F. Es un hecho que estas medidas no terminan con la inseguridad y el accionar de los grupos delictivos, antes bien, el pueblo trabajador es sometido al acoso constante de los cuerpos de “seguridad” que asesinan a los trabajadores y a las trabajadoras cuando vuelven a su hogar tras la jornada laboral, que acribillan familias enteras que tienen la desventura de cruzar por un retén militar, a los jóvenes que acuden a alguna fiesta y mueren en el fuego cruzado de los milicianos y sicarios. El aumento de violaciones a derechos humanos, la desaparición forzada (los llamados levantones) y la impunidad con que se cometen estos crímenes, se han convertido en casos cada vez sonados y son ya un escándalo internacional.

No obstante, para Calderón estas vidas humanas representan sólo los “daños colaterales” y “costos necesarios” de una guerra absurda contra un fenómeno cuyo poderío tiene su raíz en la complicidad de los delincuentes con altos funcionarios de la política nacional, con jueces e instituciones judiciales y policiacas, así como el apoyo, protección y complicidad de líderes y organizaciones religiosas y políticas.

Los jóvenes estudiantes muertos han sido tachados, incluso, de pandilleros y delincuentes. Ser joven en México significa ser excluido de la educación pública, ser lanzado o bien al desempleo, o bien a un mercado laboral donde rara vez existen los derechos sindicales, la contratación colectiva o la seguridad social. Ni siquiera hay la garantía de estabilidad laboral. Con ello los jóvenes estamos en un estado de indefensión y miseria que orilla a muchos a convertirse en sicarios, criminales, carne de cañón de los cárteles y el ejército. A la política del gobierno y las instituciones de este régimen político, que mantiene a la juventud en estado de postración y los empuja a las filas del narcotráfico o la miseria, se le ha llamado “juvenicidio” por parte de algunos intelectuales y periodistas. Hay que repudiar activamente el trato de presuntos culpables, de pandilleros y malvivientes por el simple hecho de ser jóvenes. ¡Alto a la criminalización a la juventud.!

De acuerdo a Calderón, nuestro país está en guerra. Es cierto, pero esta no es una guerra contra el narcotráfico y el “crimen organizado” como afirman mentirosamente sus impulsores. Esta es una guerra de la clase dominante contra los oprimidos. El ejército en las calles desde luego que es un garante de la seguridad. Sí, de la seguridad de los poderosos, de los dueños del dinero y de la tierra, de los explotadores y los vasallos del imperialismo contra la organización de la clase obrera, de la juventud y de los pobres de la ciudad y el campo. Prueba de ello, fue la represión sufrida por los estudiantes juarenses de la UABC cuando, ejerciendo su legítimo derecho a la protesta, fueron perseguidos y golpeados dentro de las instalaciones de su universidad en una ominosa violación a la autonomía de la institución. Uno de ellos, Darío Álvarez, fue alcanzado en al espalda por las balas asesinas de la PF que lo hirieron gravemente. Repudiamos estas acciones.

¡Alto a la criminalización de la protesta social! ¡Juicio y castigo a los culpables! ¡A la cárcel con todos sus encubridores y protectores!

Ante este panorama, la unidad de la juventud es muy importante para fortalecer toda iniciativa combativa y de lucha, hay que poner en pie un gran movimiento contra la militarización y la represión, que este basado en la movilización y la lucha en las calles, de esta manera se puede enfrentar consecuentemente y hasta sus últimas consecuencias los ataques contra las condiciones de vida y los derechos de la juventud y el pueblo trabajador. Un movimiento así, debe denunciar que un gran problema de fondo es la crisis económica capitalista, que ha llevado a la carestía y los recortes presupuestales a la seguridad social, como son educación, salud y cultura, así la clase dominante pretende descargar la crisis en las espaladas de los trabajadores y el pueblo pobre. Desde los centros de estudio y de trabajo, hay que organizar comités contra la militarización y contra el ataque a la educación pública y gratuita. Los mismos tienen que ligarse a los planes de lucha contra las reformas y los planes del gobierno y las autoridades.

¡Exigimos acceso irrestricto a la cultura y a la educación pública, gratuita y popular! ¡Exigimos trabajo digno para la juventud! ¡Qué la crisis la paguen sus autores: los capitalistas!

Somos conscientes, además, que ningún partido patronal (como el PRD, el PT, el PAN y el PRI, etc.) es capaz de enfrentar el proceso de militarización que vive nuestra nación ya que ellos mismos se deben a este sistema y al imperialismo, son sus defensores y perpetuadores. Es necesario denunciar la injerencia imperialista de EE.UU. que es solapada por el gobierno lacayo de Calderón y las instituciones. La expoliación que hace el imperialismo de nuestros recursos naturales y humanos y la opresión que ejercen con sus planes y ataques, son las principales responsables de la miseria de nuestro pueblo. Por ello organicémonos en torno a la demanda de:

¡Abajo los planes imperialistas como el Plan Mérida! ¡Fuera ejercito de las calles! ¡ALTO A LA MILITARIZACIÓN DEL PAÍS!

Dentro de la Coordinadora Metropolitana contra la Militarización (COMECOM), la Agrupación estudiantil ContraCorriente viene planteando la necesidad de asumir y desarrollar unificadamente la perspectiva expuesta más arriba. Junto a ello consideramos que esta COMECOM, debe hacer suyas las demandas más sentidas ante esta situación intolerable de militarización y ataque a nuestros derechos y conquistas, por ello en sus asambleas hemos planteado que la COMECOM haga suya la demanda de exigir el alto a los feminicidios y la libertad de los presos políticos, porque nos parece que son demandas que son parte de esta ataque que convierte en objetivo sangriento y criminaliza a los sectores más oprimidos del pueblo trabajador y los luchadores sociales. Para ser consecuentes en impulsar estas tareas, es necesario que decenas y decenas de jóvenes asuman impulsarlas, desde ContraCorriente creemos que eso se hace posible y se fortalece, construyendo una gran juventud revolucionaria que sea una alternativa de organización y lucha para numerosos jóvenes y que les permita prepararse y mantenerse organizados para estas y futuras luchas. Llamamos a los estudiantes y jóvenes que compartan y simpaticen con estas ideas a convocar conjuntamente reuniones amplias para discutir el program y la organización para luchar por estas demandas.

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